Subida al Pico Veleta (12 Agosto 2012)

EMOTIVA SUBIDA AL PICO VELETA

En plena canícula veraniega y ante el obligado parón en la Asociación, cuatro esforzados miembros de la misma, decidimos combatir el agobiante calor de estos días y en vez de cavilar como todo bicho pensante y dudar si irnos a Matalascañas, Estepona o Almuñecar a pasar el día, no se nos ocurrió otra idea que irnos a Sierra Nevada, concretamente al Pico Veleta, que al ser la tercera cumbre de la Península debería hacer más fresquito que en Carmona, y por supuesto también más que en la playa, porque en la playa en Agosto hace tela de calor. Y damos fe de que allí se estaba mejor que en la playa.
Así que a las 6 de la mañana tomamos camino de Sierra Nevada, para llegar al Albergue Universitario a las 9,30. Un fresquito mañanero nos recibe y donde se hizo necesario colocarse el forro polar porque hacia un vientecillo que invitaba a ello. De el Albergue parte un microbús que en menos de media hora te deja en las Posiciones del Veleta a unos 5 kilómetros de la cumbre. Dicho medio de transporte hay que reservarlo con días de antelación. Nosotros lo hicimos para el que parte de la Hoya de la Mora a las 11 de la mañana, y la reserva la hicimos el Martes día 7 para el Domingo 12.
De esta forma, a las 11,30 estábamos ya, en las llamadas Posiciones del Veleta, desde donde empezamos a caminar hasta llegar a los 3.396 metros que según el Instituto Geográfico Nacional tiene esta cumbre, tercera de la Península como antes decía, después del Mulhacén y el Aneto.
Entre el “que malamente se respira aquí” de Manuel, y el “quillo hace frio” de los demás, iniciamos la marcha de subida que aquí en vez de decir “to tieso parriba” hay que decir “tolascurvasparriba”. Así que con buen ambiente montañero iniciamos la marcha con mucha tranquilidad saludando de vez en cuando a la gran cantidad de colegas que pululaban por allí arriba.
Una vez llegamos a la cumbre, donde el termómetro que llevábamos nos marcaba 13 grados, a la 1,30 del mediodía, y en pleno Agosto, tomamos las clásicas fotos de recuerdo, y al margen de ello fuimos testigos y participes de un emotivo y emocionante momento montañero que paso a relataros.
Una chica que iba sola, aparentemente de unos treinta y algo de años, delgada y de complexión atlética se nos acerca y nos pide que le hagamos una foto en el vértice geodésico con su teléfono móvil, a lo cual accedimos lógicamente. Toma Zorro Cojo el móvil que ella llevaba para hacerle la foto, y sin pregunta ninguna por nuestra parte, la chica nos dice textualmente: “es que quiero dedicársela a mi marido que esta allá arriba”, (levantando el brazo y señalando con su dedo índice hacia el cielo). Me quedé un poco sorprendido, no sabía que decirle, y le dije: “lo siento” a lo cual dio las gracias emocionada, y con lágrimas en los ojos. La verdad es que también yo me emocioné. Nos dijo que había sido algo repentino y que hacia nueve meses. En la bajada iba uno dándole vueltas a la cabeza sobre quien sería esa chica con aparente acento no andaluz y que subía al Veleta a dedicárselo a su marido. Imaginé que este fue alguna persona aficionado a la montaña y ella de alguna forma quiso hacerle esa dedicatoria, es lo que pensé. En fin, avatares tristes de la vida. Quizás algún día pueda ella leer esta crónica y sabrá que aquel día de Agosto de 2012 hubo allí arriba junto a ella, personas que entendimos y compartimos sus sentimientos.
Dicho esto, bueno, pues disfrutamos de la cumbre con la única excepción de que había más gente de la esperada y encima comiendo en el vértice geodésico (como si no hubiese otro sitio para comer habiendo tanta gente) no dejando espacio para las demás personas que querían hacerse la foto para el recuerdo.
Después de un tiempo arriba iniciamos el descenso y paramos a comer debajo de una estación de telesilla. Después de alimentarnos continuamos bajando y el tiempo empezó a empeorar, con un cielo gris y un fuerte aire que hizo necesario colocarse los cortavientos encima de los polares (quien lo diría en pleno Agosto y a las 3 de la tarde) porque la temperatura en cierto modo, y a pesar de ir abrigados, no era agradable. De esta forma sobre las 4 de la tarde llegamos de nuevo al Albergue Universitario donde teníamos el coche, e iniciamos el regreso a Carmona, donde al llegar los termómetros marcaban 38º.
Decir que los cuatro expedicionarios fuimos Zorro Cojo, el Tío de la Bota, un servidor Livingstone, y he dejado por último a Manuel, porque que desde ese día lo hemos bautizado con el nombre de, el Matusalen de las Cumbres, ya que a sus 73 tacos ha conseguido coronar un tres mil.

Un saludo para todos, de Miguel Ángel de Septem Viae.